TRATAMIENTO
No
hay un tratamiento específico para el síndrome de Down. Un niño nacido con una
obstrucción gastrointestinal puede necesitar una cirugía mayor inmediatamente
después de nacer. Ciertas anomalías cardíacas también pueden requerir cirugía.
Al
amamantar, el bebé debe estar bien apoyado y totalmente despierto. El bebé
puede tener algún escape debido al control deficiente de la lengua; sin
embargo, muchos bebés con el síndrome de Down pueden lactar de manera
satisfactoria.
La
obesidad puede volverse un problema para los niños mayores y los adultos.
Realizar mucha actividad y evitar los alimentos ricos en calorías son
importantes. Antes de empezar actividades deportivas, se deben examinar el
cuello y las caderas del niño.
La
formación conductual puede ayudar a las personas con síndrome de Down y sus
familias a hacerle frente a la frustración, el enojo y el comportamiento
compulsivo que suele presentarse. Los padres y cuidadores deben aprender a
ayudarle a la persona con síndrome de Down a enfrentar la frustración. Al mismo
tiempo, es importante estimular la independencia.
Las
mujeres adolescentes y adultas con síndrome de Down por lo general pueden
quedar embarazadas. Hay un aumento del riesgo de abuso sexual y otros tipos de
maltrato en hombres y mujeres. Es importante para aquellas personas con
síndrome de Down:
Enseñarles
acerca del embarazo y tomar las precauciones apropiadas
Aprender a defenderse en
situaciones difíciles
Estar en un ambiente seguro
Si
la persona tiene cualquier defecto o problemas cardíacos, verifique con el
médico acerca de la necesidad de antibióticos para prevenir las infecciones del
corazón llamadas endocarditis.
En
la mayoría de las comunidades, se ofrece educación y capacitación especial para
los niños con retraso en el desarrollo mental. La logopedia puede ayudar a
mejorar las destrezas lingüísticas y la fisioterapia puede enseñar destrezas
motrices. La terapia ocupacional puede ayudar con la alimentación y la
realización de tareas. Los cuidados de salud mental pueden ayudar a ambos
padres y al hijo a manejar los problemas del estado anímico o del
comportamiento. Con frecuencia, también se necesitan educadores especiales.